En el ocaso, los minutos corren más lentos, los segundos agonizan resistiéndose a pasar, las décimas de segundo se aferran con sus garras metálicas al engranaje del reloj.....de repente todo se para.
El silencio lo ocupa todo, la magnificencia del cielo me encoje. Acomodo los brazos detrás de mi cabeza y respiro, el aire me acaricia. Las nubes, enormes trozos de algodón rosado y violáceo, avanzan rápidamente en la dirección del viento mientras van cambiando de forma. El astro rey lanza sus últimos suspiros del día mientras se retira haciendo reverencias a la Bella Reina.
Cierro los ojos y estoy allí...........los abro, y el reloj comienza a andar mucho más deprisa de lo que suele hacerlo. El ordenador, los papeles, los cables, los ruidos, la sirena de la policía, el frío.......prometo cerrar los ojos un día y andar el resto de mi vida "A CIEGAS".