Desde el mismo momento en que suena el despertador, mi vida no es más que una sucesión de rutinas que repito involuntaria pero escrupulosamente, como si de un robot se tratara. Incluso al acostarme continúo con el show. Abro la cama, me pongo el pijama, voy al baño, me lavo los dientes y a continuación me acuesto, primero hacia la izquierda y luego, definitivamente, hacia la derecha.
Qué horror!!