Esta mañana me detuve en el sonido del azucar vertiéndose en el café y pensé en no volver a tomar azucar, me sentí culpable.
La mayoría de las veces que me doy cuenta de las cosas que hago mal es demasiado tarde como para poder rectificar, y entonces vuelto a sumirme en la espiral de sentimientos que es mi vida, pudiendo amar la vida y sentir nauseas de vivir en el mismo minuto.