Desde la habitación de Jonella de recibía el sonido de una calle llena de vida nocturna. También sus luces de neon subían trepando hasta el último piso donde estábamos.
Las dos ventanas de madera vieja. La primera abierta de par en par hacia dentro. La segunda semicerrada con rendijas que dejaban entrar a medias la luz y el sonido. La silueta de dos cuerpos semidesnudos se vislumbraba desde la puerta.
Sobre el resto, destacaba el vaivén de un ventilador philips bastante antiguo pero que acariciaba nuestras nucas en cada paso.
La habitación debía medir unos 40 metros cuadrados. Había una cama grande, dos pequeñas y una mesa para 6 comensales. Los cuadros eran dibujos de Roma (qué típico no?), excepto el de una bailarina que miraba hacia la cama y que de vez en cuando cambiaba su expresión, no sé si asombrada de lo que veía.
Al despertar, la sábana vencida hacia los pies, su perfecta espalda mirándome y un suave susurro de viento fresco. Entonces la tapaba, la besaba y la dejaba descansar un par de horas más. Preciosa!
Escrito por MrFriedrich a las 29 de Julio 2004 a las 10:02 AM